Existe un vínculo casi palpable entre los nombres Dufilho y Bugatti, forjado por la pasión de varios hombres. En primer lugar, fue el tío abuelo de Antoine, Jacques, quien tuvo la suerte de coleccionar Bugattis. Esta inmensa pasión se transmitió a su sobrino y, naturalmente, del mismo modo que se transmite un patrimonio genético, la antorcha pasó a Antoine. Es conociendo sus raíces como un hombre puede crecer. Antoine Dufilho conoce sus raíces, que están en el arte y la medicina. Su obra lo demuestra.
De niño, Antoine Dufilho se inició en las artes visuales de la mano de su tío abuelo, actor, pintor y escultor. Más tarde, sus estudios de medicina le permitieron descubrir y diseccionar la complejidad de la biomecánica humana. Los estudios de arquitectura le condujeron a un nuevo enfoque de la escultura, en particular el trabajo con el esqueleto, que una vez expuesto revela una sucesión de llenos y vacíos, aportando ligereza y dinamismo a la forma general.
Antoine Dufilho es autodidacta, experimenta con diferentes técnicas como el moldeado y la soldadura para construir poco a poco la estética de su arte en torno a este ADN que le caracteriza; comenzó a dedicarse plenamente a él en 2012.
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